La calidad se define como la aptitud de un bien o un servicio para satisfacer las necesidades del consumidor. El análisis de la calidad puede hacerse desde un punto de vista técnico (análisis objetivo) y desde el punto de vista del consumidor (análisis subjetivo).
La preocupación por la calidad desde el punto de vista técnico comienza al pasarse de una producción artesanal o manual a una producción en cadena. El aumento en el número de unidades fabricadas exigía un mayor control de la calidad del producto obtenido.
El control de calidad que las empresas realizan se basa en la determinación de los factores de los que depende la calidad de un producto (duración, prestaciones que ofrece, acabados…). Del establecimiento de procedimientos para medir la calidad. La fijación de estándares de calidad que
deben alcanzar los productos para no ser desechados. Establecimiento de métodos aleatorios (muestreo) para aplicar los controles de calidad.
La tradicional preocupación por la calidad está evolucionando hacia la adquisición por las empresas de Certificados de calidad, basados en el cumplimiento de normas comunitarias (normas ISO), y que son concedidos por empresas especializadas (AENOR).
La calidad es además un elemento de diferenciación frente a los productos de la competencia. Esa calidad debe de ser percibida y reconocida por el cliente.
La comunicación de esta imagen de calidad se hace a través de la difusión de Premios de calidad obtenidos por la empresa, obtención de certificados de calidad, la creación de Consejos de Denominación de Origen (D.O.) en productos alimenticios
En la actualidad el concepto de calidad del producto está evolucionando hacia un concepto global de calidad total, referido a un modelo de gestión empresarial, en el que el objetivo es alcanzar la calidad en todas las áreas de actividad de la empresa.
La filosofía de este modelo de gestión se basa en los siguientes:
1. Colocar en el centro de la gestión empresarial al cliente. La capacidad que tenga la empresa para satisfacer las necesidades del cliente determinará su permanencia en el mercado o su desaparición. La organización debe de disponer de canales de comunicación para conocer
cómo evolucionan dichas necesidades.
2. Motivación de los empleados por la calidad. Nadie mejor que el empleado que realiza una función sabe cómo mejorarla. La motivación de los trabajadores por la calidad facilitará la creación de círculos de calidad, en los que los trabajadores de un departamento se reúnen para
analizar, revisar, y proponer mejoras en el proceso productivo que llevan a cabo. El trabajo en equipo permite la polivalencia de funciones en los trabajadores, y la aceptación como grupo de la responsabilidad del trabajo bien hecho.
3. Métodos de dirección basados en la participación, en la motivación y en el liderazgo. Los directivos deben de ser capaces de crear canales de comunicación internos y estructuras de organización horizontales que permitan resolver rápida y eficazmente las quejas recibidas de los
clientes y de los empleados.
4. Mejora continua de los procesos productivos. En esta fase los gestores de la empresa verifican y estandarizan los procesos productivos mejorados para tenerlos como referencia. El proceso de mejora debe de ser continuo para estar permanentemente adaptados a los cambios.
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